Sola.
Sola con el vacío enfermizo de diez preguntas,
y tres respuestas puñalada.
me abrigo el pecho con miedos,
y me juro no dejar que me vuelvan a romper
mientras me resquebrajo sonriendo.
Estoy hecha de caricias, y temo
el afecto y su graduación peligrosa,
mi paz, si no soy yo quien la genera,
la reacción de mi piel buscando el contacto,
la bajada de mis defensas.
Arropo mis incertidumbres,
cierro los ojos,
y cuento lobos para dormir.
Después les toca a los versos.
Me escribo singular y persona,
unidad en proceso, reconstruida,
particularmente caótica y vida.
Nueva,
tan memorizada y perdida,
compleja,
simple poeta
enemiga del tiempo rendida
(Pactada la tregua se crea la alianza:
veamos
cómo
estalla.)
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